Ximena Rodríguez

¿Qué te motivó a hacer el Camino de Santiago por primera vez? ¿Qué expectativas tenías y cómo te impactó la experiencia?

Hace varios años vi una película sobre el Camino de Santiago y algo en mí me dijo que debía hacerlo. Sentí que podía ser una oportunidad para reconectarme y, tal vez, encontrar respuestas a muchas preguntas que me inquietaban en ese momento de mi vida. Tenía muchas dudas y también un deseo enorme de saber qué me iba a encontrar en este proceso. Al mismo tiempo, sentía miedo: estar lejos, sola, y enfrentándome a un proceso de apertura y aprendizaje que nunca había vivido.

Cuando finalmente tomé la decisión, todo empezó a fluir. Mi pareja decidió acompañarme y un amigo que lo había hecho antes nos contó su experiencia, lo que terminó por convencerme. Sabía que este era el siguiente paso en mi desarrollo personal, un espacio donde muchas respuestas llegarían, y así fue. Me preparé física, mental y espiritualmente para lo que hoy entiendo como un proceso continuo, uno que me sacó de mi zona de confort y me enfrentó a situaciones que jamás había imaginado. El Camino superó mis expectativas; cada paso fue una oportunidad para aprender, para conectarme con la naturaleza y para conocer a personas extraordinarias con quienes aún mantengo contacto. La sensación de llegar a Santiago fue indescriptible, una mezcla de logro personal y conexión espiritual, llena de gratitud.

Después de esa primera experiencia, ¿qué te motivó a regresar al Camino todos los años? ¿Qué tiene de especial para ti?

El Camino se ha convertido en mi refugio. Cada año, me encuentro en diferentes etapas de mi vida, y el Camino siempre me ofrece una nueva perspectiva. Es el lugar donde puedo encontrar silencio en medio del ruido de mi día a día, donde puedo reconectarme conmigo misma y con los demás. Caminar, meditar y disfrutar de la naturaleza me ayudan a responder a las inquietudes que tengo en ese momento de mi vida. Es como un reencuentro conmigo misma, un espacio para volver a lo esencial.

¿En qué momento decidiste convertir tu pasión por el Camino en La Aventura Interior? ¿Qué te inspiró a dar ese paso?

Después de compartir mi experiencia con otras personas, me di cuenta del poder transformador del Camino. Fue entonces cuando mi amiga y socia, María Paulina Bayona, hizo el Camino y, al sentarnos a conversar sobre lo que habíamos vivido, vimos que podíamos ayudar a más personas a través de esta experiencia. Ambas somos psicólogas y hemos trabajado en el desarrollo de personas desde diferentes perspectivas, tanto personales como laborales y familiares. Así nació La Aventura Interior, un espacio donde combinamos nuestra pasión por el Camino y el acompañamiento a las personas en su proceso de crecimiento personal.

¿Cómo ha sido la transición de peregrina a coach de La Aventura Interior? ¿Qué desafíos y gratificaciones has encontrado al guiar a otros en esta travesía?

La transición ha sido muy enriquecedora, pero también desafiante. Guiar a otros implica estar presente, escuchar y comprender, creando un espacio donde cada persona pueda hacer su propio proceso. He desarrollado más consciencia sobre habilidades como la flexibilidad y la capacidad de adaptarme a diferentes contextos y personas. Lo más gratificante es ver cómo cada persona florece en su propio viaje, cómo cada uno encuentra su camino y lo recorre a su manera. Las lágrimas, las risas y las historias que compartimos como grupo hacen que todo tenga sentido y un profundo significado.

Cada persona que hace el Camino tiene su propio viaje interno. ¿Hay alguna historia de alguna persona o grupo que te haya marcado especialmente?

Cada historia es especial y única. Una de las cosas que más disfruto como psicóloga es escuchar las vidas de las personas. En los grupos, la diversidad de objetivos y experiencias siempre enriquece el proceso. Una historia que me impactó fue la de alguien que vino buscando respuestas para su vida laboral. Sin embargo, su proceso personal fue tan profundo que terminó enfocándose en su interior. Meses después, al hablar con él, me comentó que ese trabajo interno le había dado las herramientas para resolver sus desafíos laborales, sin siquiera haberlos abordado directamente en el Camino.

¿Cómo preparan a los grupos antes de comenzar La Aventura Interior? ¿Hay algún consejo especial que les das para que lo disfruten al máximo?

La preparación es clave. Siempre les recomendamos enfocarse tanto en el viaje interno como en el físico. Los animamos a establecer sus intenciones antes de comenzar y a mantenerse abiertos a la experiencia. Un consejo que siempre damos es que se tomen su tiempo, que no se presionen por llegar rápido, sino que disfruten de cada paso y de las conexiones que surgen en el Camino. También los preparamos para el esfuerzo físico, compartiendo nuestras propias experiencias y resolviendo todas las dudas que se presentan antes de iniciar el proceso.

¿Cómo ha evolucionado tu relación personal con el Camino a lo largo de los años? ¿Sientes que cada vez descubres algo nuevo?

Mi relación con el Camino ha crecido profundamente. Imagínate, antes sólo lo hacía por temas íntimos y personales y ahora acompaña grupos de personas en su proceso por medio de La Aventura Interior. Cada vez que regreso, descubro algo nuevo sobre mí misma y sobre lo que quiero en la vida. El Camino es como un espejo que refleja mis miedos, mis sueños y mis anhelos. Las lecciones que he aprendido me han transformado y me han ayudado a definir el rumbo de mi vida. El camino también me mostró una forma de amplificarlo en la vida de otras personas.

¿Qué crees que hace diferente a La Aventura Interior de otros programas que ofrecen el Camino de Santiago?

Lo que diferencia a La Aventura Interior es nuestro enfoque holístico. Nuestra metodología ayuda a las personas a autoconocese, identificar sus talentos, sus bloqueos y crear los cambios que necesitan para llegar a donde quieren ir, mientras caminan. Van a un encuentro con ellos mismos. Esto lo hacemos por medio de la metodología de Los Valores que Conectan. No solo organizamos una caminata, creamos un espacio de crecimiento personal y conexión desde lo físico, mental, emocional, y espiritual. Fomentamos la introspección, la comunidad y el aprendizaje en cada paso. Además, personalizamos la experiencia según las necesidades y expectativas de cada grupo. Es un programa de desarrollo personal que utiliza el Camino como una herramienta potenciadora del cambio.

¿Cómo te aseguras de que las personas no solo disfruten del recorrido físico, sino también del crecimiento espiritual o personal que ofrece el Camino?

Integramos la metodología de La Aventura Interior con actividades de reflexión, charlas y momentos de meditación a lo largo del Camino. Promovemos el diálogo y el compartir experiencias, lo que ayuda a las personas a conectar con su viaje interno. Cada día trabajamos sobre un valor clave, apoyados con lecturas, podcasts y audios, para que los participantes puedan reflexionar y conectar estos aprendizajes con sus propios objetivos.

Si alguien que nunca ha hecho el Camino te pidiera un consejo para empezar, ¿qué le dirías para motivarlo a vivir esta experiencia?

Les diría que el Camino es mucho más que una caminata; es una oportunidad para reconectar con uno mismo. No importa la distancia que recorras, lo que importa es la intención con la que lo haces. Los animaría a dar el primer paso, dejarse llevar por la experiencia y abrir el corazón a todo lo que el Camino tiene para ofrecerles.