Ig: @Librecaminante

¿Cómo definirías el concepto de "propósito de vida" y por qué es importante encontrarlo?

Me gusta pensar en el propósito de vida como un verbo. Vivir la vida en propósito. Una palabra de acción, en movimiento, que cambia, que se expande, que se ajusta y que tiene cientos de variaciones a lo largo de nuestra vida. Nos obsesionamos con palabras grandotas: abundancia, gratitud, prosperidad, propósito y se nos olvida aterrizarlas. Se nos olvida que el propósito es la vida misma. El hecho que respiramos y tenemos consciencia. Con retos, celebraciones, dolores, felicidades, con todo lo que viene la vida, ese es el gran milagro. Vivir en propósito es vivir la vida despierta, real, vidas nuestras, construidas y elegidas con decisiones propias, tomando riesgos y abriéndole la puerta a lo que nos mueve adentro.
¿El propósito de la vida? Vivirla. Lo demás es más. 

¿Cuáles son los primeros pasos que alguien debería tomar para empezar a descubrir su propósito de vida?

El punto de partida es lo que hay. Lo que tenemos en este momento. La vida misma que ya existe. El primer paso es generar consciencia del momento de la vida en el que estamos y de quiénes somos. Básicamente, reconocer en qué punto de mi vida estoy para después identificar a dónde quiero llegar. Partimos por el autoconocimiento: nuestros valores, nuestras prioridades, lo que nos mueve, y a partir de ahí construir lo que viene. 

Un ejercicio importante es hacer “un inventario de la vida” de las distintas áreas de la misma: pareja, finanzas, trabajo, disfrute, amigos, entre otras. ¿Qué tengo en cada área? Y luego: ¿qué quiero?. 

Y con ese ejercicio, indagar, curiosear, preguntar y generar consciencia del resultado. 

Preguntas relevantes de autoconocimiento: ¿Qué es importante para mi? ¿Qué me gusta? ¿Quiénes son las personas que me rodean? ¿Qué tanto me identifico o no con mi entorno? ¿Qué retos y responsabilidades tengo en mi vida?

 

¿Cómo pueden los jóvenes identificar sus pasiones y talentos para guiarlos hacia su propósito?

Las preguntas y los cuestionamientos son la forma más directa para conocer lo real que nos habita. Antes que nada, le diría a los jóvenes que no se maten la cabeza por “encontrar un propósito”. El propósito no se encuentra, se vive. Se vive “en propósito” haciendo que las cosas cotidianas valgan la pena, estando presentes y con la consciencia que somos cambiantes y lo que es una prioridad, un gusto, un deseo, un reto hoy, puede que no lo sea mañana. 


Ahora, en términos prácticos. Los invitaría a responder estas cuatro preguntas:
¿Para qué soy bueno? ¿Qué me gusta hacer? ¿Qué le beneficia al mundo?  ¿Qué es algo que puedo hacer por lo que me puedan pagar? 

Estas preguntas anteriores son la base con las que podemos llegar a una serie de encuentros, sincronicidades y valores para encontrar ese “propósito” o, mejor dicho, razón de ser (un concepto Japonés llamado, Ikigai).

¿Qué papel juega el autoconocimiento en el proceso de encontrar tu propósito?

Es la base. El punto de partida. El orígen. Es necesario conocernos porque ahí está nuestro poder personal. Identificar nuestros valores, para qué somos buenos, qué nos gusta, qué se nos da fácil, cuál es mi zona de genio y a partir de ahí potencializar ese fuerte. El autoconocimiento nos entrega ligereza y confianza en el camino, dos pilares claves para vivir vidas reales, auténticas y despiertas. Sin conocer el barco que manejas es imposible llegar al destino. 

¿Qué desafíos comunes enfrentan las personas al intentar encontrar su propósito, y cómo pueden superarlos?

Los seres humanos nos enredamos porque sí y porque no. Lo primero es que nos obsesionamos con justo eso: encontrar un propósito. Buscamos afuera, en el futuro, en el otro y se nos olvida que todas las respuestas están adentro.

Desafíos comunes: afán, control y exceso de información / estímulos / contaminación. 

¿Cómo podemos superarlos? Volver a la raíz, conectarnos con nosotros mismos. Soltar el afán y la inmediatez en la que vivimos y crear consciencia que las cosas toman tiempo. Soltar el control, las expectativas y los resultados y hacernos cargo del proceso (lo único que controlamos). Volver adentro y entender qué es real en cada uno, sentarse con las preguntas, dejar las redes sociales por un tiempo, habitar el silencio y aprender a aburrirse. Perseguimos vidas que no son nuestras porque nos da miedo mirar hacia adentro. No sabemos mirarnos al espejo porque estamos sumergidos en pantallas, consumidos por información, propaganda, descuentos y distracciones de lo que realmente importa: el presente.

¿Cómo se puede alinear un propósito de vida con la carrera profesional o los estudios?

Volver a las preguntas: para qué soy bueno, qué me gusta, qué disfruto en mi tiempo libre, qué me gusta hacer y a partir de ahí, tomar decisiones. 

¿Qué técnicas o ejercicios recomiendas para clarificar y definir el propósito de vida?

La escritura como herramienta número uno de conexión y claridad. La escritura y las preguntas. El taller de Ikigai. Hacer un inventario de tu vida, ¿Qué tienes hoy? ¿Qué quieres a futuro? Y aterrizar un plan del alma para construir para ti la vida que quieres, siempre, siempre, con el filtro de tu propia realidad en cada momento. 

¿Cómo se puede mantener la motivación y el enfoque en el propósito de vida cuando se enfrentan obstáculos o momentos de duda?

La motivación se va a perder. Es un hecho. Con motivación no llegamos a ningúna parte. Pero cuando hay una razón de fondo, cuando hay un POR QUÉ más grande que tú, la inercia es inevitable. Para continuar: compromiso, devoción y trabajo interno. 

¿Y cómo se ve esto en la práctica? Tener reuniones contigo mismo. Así como se tienen con el jefe para revisar el progreso del trabajo, las agendamos con nosotros mismos. Una vez al mes, una vez cada tres meses, coger el cuaderno, el calendario y revisar: 

Por un lado, reconocer lo que has vivido: ¿Qué ha pasado ¿Qué he logrado?¿Qué memorias inolvidables he vivido? ¿Qué aprendizajes he tenido? 

Por el otro, proyectarse: ¿De qué quiero más los próximos meses? ¿De qué no tanto? Y ajustar.

¿De qué manera el propósito de vida puede influir en las decisiones diarias y en el equilibrio entre la vida personal y profesional?

El propósito de vida SON las decisiones diarias. Cómo me alimento, qué tipo de información consumo, qué hago con mi tiempo libre, de qué personas me rodeo, cómo son mis relaciones más cercanas, cómo vivo cada una de mis emociones, qué tanto hago las cosas que me gustan. Son las microdecisiones, las microvivencias, las que le dan sentido a la vida. 

¿Puedes compartir algún ejemplo de alguien que haya encontrado su propósito y cómo eso transformó su vida? ¿Qué lecciones podemos aprender de su experiencia?

Hay muchísimos ejemplos. Desde Viktor FRankl psicoanalista, sobreviviente del holocausto y escritor del Hombre en busca de sentido, hasta Simone Biles, campeona olímpica. Las historias de ambos son muy conocidas. Yo les hablo de mi experiencia personal.  El propósito no se encuentra y listo. No es una cosa más en la lista de pendientes, nada a lo que se pone ok ni una tarea que se termina. Es una decisión diaria, un estilo de vida, una elección de querer vivir distinto, de vivir la vida despierta, con los ojos abiertos y la piel viva. 

Elegí esta vida despierta hace unos años y lo que ha pasado para mi ha sido: dejar de pelear. Dejar de pelearme con la vida, con lo que ES, dejar de sufrir en mi mente por escenarios inventados, dejar de darme palo por cosas que estaban fuera de mi control, dejar de exigirme tanto, de presionarme tanto, de lamentarme tanto, de querer que las cosas fueran distintas. Y a qué me ha llevado eso? A vivir en el presente, a estar, en donde sea que esté. He aprendido a vivir con más paz, aceptación y gratitud. En otras palabras: un entrenamiento profundo en vivir la única vida que hay: hoy.